La tendencia es algo muy subjetivo. Decir que “tienes” que hacer o tener algo porque una tendencia o moda lo dicta no necesariamente es verdad, porque al final del día usarás lo que te acomoda y aceptarás lo que te convenga. Tu boda, por supuesto, no queda exenta de la premisa.
El diseño de una boda no debe, por ningún motivo, ser ajeno a tu personalidad. Desde que empiezas a considerar el tema de la decoración, la colorimetría, los proveedores a usar, y el monto a destinar, es de vital importancia que todas estas decisiones sean fieles a ti y a tu pareja.
Si bien recurres a un diseñador de eventos porque deseas asesorarte en cómo hacer de tu boda una experiencia inolvidable y acorde a tus gustos y necesidades, ten en mente que por muchas recomendaciones que recibas y consejos cruciales, si no es algo que haga match con tu persona, no es algo para ti.
¿La razón? Simple y sencillamente porque no todas las modas son para todos. No todos los colores quedan para todos. Y en estilos hay un mundo de oportunidades y diferencias.
Amén de que sepas o no exactamente qué deseas tener en tu boda, asegúrate de armar el proyecto de ésta siendo fiel a sus personalidades. Respeten aquello que los conmueva e inclínense por una temática o ambientación que los haga emocionarse. Si tu diseñador de eventos o wedding plannner es bueno, sabrá hacer de tu elección una de buen gusto sobre todas las cosas. Toma su consejo, agradece su asesoría, pero pase lo que pase, no te olvides de tus parámetros. Que tu boda sea afín a ustedes dos, que sea una extensión de lo que representan; porque sin su esencia, no es más que otro evento bonito.