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  • Foto del escritorPablo Galván

Atrévete a ser diferente.

La noción de la estética de una boda tradicional va ligada normalmente a una paleta de colores sobria, muchas veces blanca y siempre elegante. Sin embargo, amén de que nuestra garantía es no repetir conceptos de boda, y por ende, personalizar cada uno de ellos según las preferencias, esencias y personalidades de nuestros clientes, no siempre nos dan rienda suelta para explorar temáticas, conceptos, formas y colores que nunca antes hubiéramos imaginado usar... sobre todo para una boda.


Ale y Nacho nos llevaron a otro nivel. HAPPY HOPPY FLORA se materializó como un jardín psicodélico donde las flores carnívoras "bailaban" al ritmo de una época alucinante. La pregunta obvia es ¿de dónde salió todo esto?

Siempre he afirmado que nuestras bodas no son conceptos obvios o temáticas a las cuales los invitados deban ir en disfraz; al final del día no se trata de cualquier fiesta. Nuestros conceptos son sutiles y están estructurados de tal manera que sus formas, trazos, colores y texturas recreen o representen, bajo una misma línea coherente de diseño y logística, el mundo conceptual que queremos crear.



HAPPY HOPPY FLORA, de entrada, personifica la importancia que los novios atribuyen a épocas pautadas de gran relevancia musical: los setentas y ochentas. De aquí partimos para ligar ambas épocas con el movimiento hippie de los setentas y los colores acentuados y brillantes que ambas épocas compartieron: flores y textiles en la primera, luces vibrantes y tecnología en la segunda. Por si fuera poco, la libertad en los colores de gran intensidad representaron la jovialidad de una Alejandra feliz y cariñosa, mientras que Nacho, por su parte, ofreció un homenaje a su mamá Q.E.P.D. que permeó por toda la boda con el uso de la flor que lleva su nombre: Margarita.



Como resultado, un jardín envolvente cuyas flores gigantes, bulbos carnívoros, tulipanes enormes y floripondios coloridos que interactuaban entre ellos para lograr un impacto vibrante y mágico a lo largo de la noche.



No fue fácil el desarrollo de esta producción, pero el resultado habla por sí solo.


Una cosa es segura: sin el consentimiento de Ale y Nacho para poder explorar caminos coloridos y formas poco convencionales, HAPPY HOPPY FLORA no habría sido posible. No es de extrañarse que mientras más fieles y apegados seamos a la verdadera esencia de nuestros clientes, el concepto termina siendo el más auténtico y maravilloso por vivir. Y para eso se requiere valor: Ale y Nacho tienen mucho de eso.




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